Tita Torres: Una EPJA que se pretenda neutra invisibiliza las necesidades de las mujeres en cada etapa de su vida

En esta última entrevista por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres que se conmemora el 25 de noviembre de cada año, DVV International Sudamérica entrevistó a Tita Torres, coordinadora de la Red de Educación Popular Entre Mujeres de Latinoamérica y el Caribe (REPEM LAC).

En esta última entrevista por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres que se conmemora el 25 de noviembre de cada año, DVV International Sudamérica entrevistó a Tita Torres, coordinadora de la Red de Educación Popular Entre Mujeres de Latinoamérica y el Caribe (REPEM LAC).

REPEM es una organización que cuenta con más de cuatro décadas en el campo de la educación popular feminista, que promueve y defiende el derecho de la educación para las mujeres en todas las etapas de su vida, desde la organización de las mujeres. Sus socias se ubican en al menos 18 países de la región. Tita Torres, su coordinadora, hace un recuento de las últimas noticias de REPEM LAC y explora los aportes de la EPJA para el empoderamiento de mujeres y su acceso a derechos.

 

¿Cuál es tu valoración del Encuentro de Socias de la REPEM que se realizó del 25 al 26 de octubre en Bogotá?

 

Fue muy importante porque evidencia que la REPEM es una red viva. Es una red que después de 41 años de existencia sigue manteniendo no solo los nodos, sino los vínculos entre las socias. Y los vínculos en una red como la REPEM tienen sentido si hacemos cosas juntas. El encuentro en Colombia fue una ratificación del credo fundacional de la REPEM, porque somos una red de educación popular entre mujeres de América Latina. Porque tenemos una nutrida participación de las socias de todos los países, entre ellos de Colombia, que es el capítulo más grande de la REPEM. Y además de ellas tuvimos compañeras de todas las subregiones en la REPEM; de México, Centroamérica y El Caribe, contamos con participación de compañeras de Guatemala y Panamá; entre las socias de la región Andina, de Colombia, del Ecuador, de Perú y de Bolivia. Y de la subregión del Cono Sur participaron compañeras de Argentina, Uruguay, Paraguay y de Chile. Es una nutrida participación.

Este encuentro fue muy importante porque es la primera actividad presencial que tenemos después de la pandemia y pudimos celebrar la resiliencia que tuvimos como personas, como familias, como socias, pero también como colectivo para mantenernos vinculadas durante la pandemia.

El otro elemento que quisiera resaltar como muy importante de esa reunión es que hicimos un esfuerzo de planificación conjunta que parte por supuesto de un análisis de la realidad, de un contacto con la realidad, de una valoración de la realidad que están enfrentando las mujeres de los grandes sectores populares con las que trabaja la REPEM. Hicimos un esfuerzo de proyección y planificación conjunta fundado en lo que hicimos juntas en el año 2022, y siempre teniendo en cuenta la trayectoria de nuestra red.

Esto tiene como base un diagnóstico de realidad, pero también se fundamenta en algo que viene de un insumo muy importante del trabajo que se hizo en las distintas subregiones y países en el año 2022 que nos da una imagen sobre los desafíos que hay en la educación popular feminista en la región y en esta coyuntura.

La realidad de una red viva nos puso frente a la participación de un colectivo muy importante de mujeres jóvenes de distintos países. Que, sin forzarlo, ni tratar de ser políticamente correctas, sino tratando de colocar una perspectiva generacional y de trabajo conjunto, surgió ahí la posibilidad de impulsar acciones desde un colectivo de mujeres repemas jóvenes. Contamos con una participación de mujeres jóvenes de Colombia, de Panamá, de Argentina, muy potentes, con una visión muy clara de la trayectoria de la REPEM, ubicadas en lo que es la REPEM y ratificando la importancia que tiene para ellas la educación popular feminista.

 

¿Cómo valoras el curso de Educación Popular Feminista en clave decolonial y antirracista que brindó REPEM entre septiembre y octubre?

 

Este curso es una ratificación de la legitimidad que tiene la REPEM en América Latina, en el campo de la educación popular feminista. Somos reconocidas como una red, con una propuesta de educación popular feminista, con experiencia y trayectoria en este campo.

En esta oportunidad decidimos hacer un curso de educación popular feminista avanzando o incursionando en el desafío de preguntarnos qué significa desde el punto de vista político, metodológico y temático el hacer una educación popular feminista que tenga como claves transversales una perspectiva decolonial y antirracista.

En el fondo es una propuesta que intenta avanzar para descubrir cómo trabajar y deconstruir, en los procesos de educación popular feminista, la imbricación de las distintas opresiones que sufrimos las mujeres. Porque la clave decolonial y antirracista en el curso no era solo temática, sino también metodológica. O sea, nos preguntamos qué significa hacer educación popular feminista con esas claves. Si estas perspectivas son un qué, un cómo o un para qué. O todo eso en algún grado.

La respuesta a la convocatoria fue excelente porque tuvimos una respuesta de al menos 110 mujeres inscritas, en el curso de 18 países. Y tuvimos, de manera consistente, durante cinco semanas, alrededor de 60 mujeres de 12 países que participaron. Bueno, una participación hermosa de mujeres feministas, jóvenes, educadoras populares, hubo diálogo intergeneracional, sin adultocentrismo, sin edadismo.

Fue impactante, conmovedor, porque también este curso quería ahondar en una propuesta que habíamos venido posicionando desde el último curso de educación popular feminista. Vista no como una educación sobre temas, sino como una educación que lo que busca es generar conocimiento, a partir de los cuerpos de las mujeres diversas, con lo que nos referimos a cómo las instituciones del patriarcado operan directamente en los cuerpos de las mujeres.

El curso se realizó con muchísimos materiales teóricos, metodológicos, pedagógicos y didácticos de la más variada naturaleza, videos, textos, técnicas, canciones. Muchas cosas que quedaron en la plataforma que les van a servir a las mujeres que participaron. Entonces, un curso exitoso, importante, potente con muchas posibilidades y que deja legitimada a la REPEM como un punto de referencia en el campo de la educación popular feminista en América Latina y El Caribe.

 

¿Por qué es importante pensar la EPJA en clave de género?

 

Porque la EPJA tendría que ser la posibilidad de la que las mujeres pudieran –a lo largo de su vida– acceder a ofertas de educación no formal e informal que les permitieran concluir sus estudios en los distintos niveles académicos y de educación técnica.

Todas las ofertas de educación para mujeres jóvenes y adultas son muy importantes porque la educación tiene que ver en la vida de las mujeres con la posibilidad de desarrollar un proyecto de vida. Que nuestro proyecto de vida no sea solo la familia, la maternidad y las parejas. Eso pasa por desarrollar proyecto de vida, que vaya más allá de eso, que incorpore esas dimensiones de la vida también, pero que se incluya también una fuente de generación de ingresos, ojalá en el sector formal de la economía, para que las mujeres tengan entradas para el trabajo en un empleo que ojalá no sea precario que genere derechos.

Entonces la educación es un factor importante para reducir la pobreza de voz de las mujeres, la pobreza de recursos y la pobreza de oportunidades, por eso consideramos que la EPJA es tan importante.

Porque está probado que las mujeres entramos y salimos al mercado de trabajo y también a las ofertas educativas dependiendo de nuestra situación reproductiva, durante los embarazos. Pero también entramos y salimos, para cuidar a personas enfermas, convalecientes, con discapacidades, parejas, mamá, papá. Entonces como las tareas del cuidado siguen estando concentradas en las mujeres, las mujeres vamos y venimos del mercado de trabajo y somos sujetas de la educación, de acuerdo con cómo se van resolviendo las necesidades y demandas de cuidado de otras y otros.

Por eso, la EPJA es tan importante, para construir proyecto de vida de las mujeres y para potenciar el desarrollo de nuestras capacidades.

 

¿Cómo puede contribuir la educación para jóvenes y adultos a frenar el ciclo de violencia contra las mujeres y niñas?

 

La EPJA puede colaborar de manera muy importante aportando perspectivas a la vida de las mujeres, que las ayuden a crecer como personas que son sujetas de derechos y que tienen derecho a tener su proyecto de vida.

La autonomía de las mujeres que es algo que la educación podría o debería desarrollar en las mujeres. Aunque no es una autonomía absoluta, puede colaborar a reducir la violencia que recibimos las mujeres en sus distintos aspectos, la violencia física y la violencia sexual, la violencia patrimonial, la violencia simbólica, la violencia política.

Entonces la educación, aunque no es una garantía, puede colaborar a construir proyecto de vida y a construir en las mujeres una cultura de derechos humanos y de derechos de las mujeres.

 

En la experiencia de REPEM ¿Cuál es el valor de una EPJA feminista en contextos no formales, populares y comunitarios?

 

Es muy importante. La EPJA como muchas de las cosas que hay en este planeta y sociedad suele ser neutra, aunque la neutralidad no existe. Una EPJA que se pretenda neutra invisibiliza las necesidades de las mujeres en cada etapa de su vida, teniendo en cuenta no solo la maternidad, sino todas las transformaciones que sufren los cuerpos de las mujeres a lo largo de la vida.

El alargamiento de la esperanza de vida, sobre todo en las mujeres –a pesar de que la carga global de trabajo de las mujeres es muchísimo más que los hombres, en todos los países de América Latina y El Caribe– se puede convertir en una amenaza si nosotras no tenemos calidad de vida, acceso a servicios sociales que debe brindarnos el Estado en todas las etapas de la vida.

En ese sentido, una EPJA feminista puede tener un valor agregado grande, para reducir la pobreza de voz, de oportunidades y de recursos de las mujeres y aumentar su capacidad para construir proyecto de vida.

 

¿Algunas palabras finales por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra el 25 de noviembre de cada año?

 

Para este 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, lo primero que quisiera decir como coordinadora general de la REPEM, es que es importante que usemos plurales, para lograr visibilizar la pluralidad de violencias que vivimos las mujeres a lo largo de la vida.

No es lo mismo ser una mujer negra, adulta mayor, transgénero o lesbiana. Además, es muy importante que, para este día, visibilicemos la diversidad de violencias y opresiones que vivimos las mujeres y que tiene que ver con la imbricación de las opresiones de género, identidad de género y orientación sexual, de clase social, étnicas y raciales, por la edad, por la discapacidad. Entonces es muy importante, decir para este 25 de noviembre que es importante visibilizar las violencias que operan en contra de las mujeres diversas, niñas, jóvenes, adultas, adultas mayores, con todas esas otras opresiones que acabamos de nombrar.

Además, es importante pedagogizar esta conmemoración, no es una celebración, es una conmemoración, por que el 25 de noviembre se recuerda el asesinato de las hermanas Mirabal en República Dominicana. Necesitamos activar procesos de formación y de organización de las mujeres. La organización de las mujeres es un factor muy importante para reducir los niveles de violencia que operan en contra de nosotras. También para incidir en que los Estados y los gobiernos establezcan y doten de recursos a todos los programas de prevención de la violencia en contra de las mujeres en las diversas etapas de la vida.

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