La UNESCO elabora periódicamente el Informe Mundial sobre el Aprendizaje y la Educación de Adultos o GRALE. Su informe más reciente derterminó que la participación en el aprendizaje y educación de adultos es desigual entre países, hay poca información sobre la EPJA, los presupuesto son insuficientes, la calidad mejora poco y muy lentamente, hay pocos progresos en política pública y gobernanza de la EPJA, y hay grandes desigualdades en la participación por causas socioeconómicas. Regresar la mirada sobre esta información puede marcar un punto de inflexión y actuar para el ejercicio y el disfrute la EPJA.
La EPJA contribuye sustancialmente a cerrar la brecha entre las habilidades y conocimientos de jóvenes y adultos y las demandas de los empleadores. En el camino hacia el trabajo decente, las competencias profesionales y el empoderamiento de los trabajadores son indivisibles. La EPJA llega a los más vulnerables.
Los destinatarios de la EPJA provienen de los sectores más vulnerables. Por ello, la atención y educación de esta población es clave en la reducción de brechas y el principio de la Agenda 2030 de no dejar a nadie atrás.
La EPJA es indispensable para garantizar el derecho a la educación, especialmente por su relación con el aprendizaje a lo largo de la vida.
En forma de centros comunitarios de aprendizaje u otras estructuras locales, la EPJA es una fuente clave de empoderamiento y movilización de la comunidad. Puede actuar a nivel de reducción de la violencia, rendición de cuentas, acceso a la información y presupuestos participativos.
Las actividades de la EPJA contribuyen a la reducción de los riesgo de desastres, a la alfabetización climática, a la educación para el desarrollo sostenible y a la acción por el clima.
La EPJA prevé contribuciones cuantificables para todos los ODS, apoyando a las presonas para que adquieran conocimientos, habilidades, competencias, valora y actitudes más relevantes para la Agenda 2030.
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