Sara García: Es fundamental que la motivación de una actividad sea el aprendizaje en sí mismo

Sara García tiene 31 años; es artista plástica y es educadora en museos y en proyectos educativos no formales que tienen relación con el arte contemporáneo y el desarrollo sostenible. Se enfoca en actividades educativas atravesadas por el desarrollo de la creatividad y las metodologías activas. Considera que el arte tiene el poder de facilitar los aprendizajes a través del pensamiento artístico. Ha trabajado en instituciones como el Centro de Arte Contemporáneo de Quito (CAC) y el Museo Nacional del Ecuador (MuNa).

Sara García tiene 31 años; es artista plástica y es educadora en museos y en proyectos educativos no formales que tienen relación con el arte contemporáneo y el desarrollo sostenible. Se enfoca en actividades educativas atravesadas por el desarrollo de la creatividad y las metodologías activas. Considera que el arte tiene el poder de facilitar los aprendizajes a través del pensamiento artístico. Ha trabajado en instituciones como el Centro de Arte Contemporáneo de Quito (CAC) y el Museo Nacional del Ecuador (MuNa).

Debido al Día Mundial del Arte, que se celebra el 15 de abril de cada año, DVV International Sudamérica realizó esta entrevista a Sara García para conocer su perspectiva sobre la educación no formal, especialmente para jóvenes y adultos, en los espacios artísticos y culturales.


¿En qué consiste el pensamiento artístico?

La misión de la educación artística no es formar escultores, pintores, artistas visuales, sino formar personas que puedan pensar como un artista. Y eso quiere decir tener apertura en tu forma de reflexionar y hacer conexiones. Eso, en la vida práctica, te sirve. En cualquier ocupación, la habilidad de generar conexiones te va a ser útil. Aunque los artistas tienen diferentes procesos de creación, tienen en común que son incansables investigadores de los temas que les intrigan. 

Otra cosa que añadiría al pensamiento artístico es la curiosidad. Aunque en el mito de pandora, la curiosidad es castigada, en el pensamiento artístico la curiosidad te permite hacer los hallazgos que alimentan el proceso de creación y ver posibilidades incluso en los “accidentes”. Varios descubrimientos científicos han surgido de aprovechar los “errores”, no descartarlos, y más bien detenerse a ver un valor en ellos.

¿Cómo llegaste a trabajar en arte y educación a la vez?

Actualmente, la mayoría de museos tienen un área educativa. Cuando entré al Centro de Arte Contemporáneo (CAC), en Quito, trabajé como mediadora educativa. En ese trabajo estás entre la exposición y el público; en ese espacio se puede usar diferentes estrategias de mediación, para que ese encuentro entre el público y el museo suceda de forma activa. Entonces, en ese rol se realizan recorridos con los visitantes y se diseñan estas estrategias. Por ejemplo, en una exposición con un componente auditivo, se invitaba al público a que cierre los ojos, se acueste en el piso y se concentre solo en los sonidos. 

También usamos mucho la pedagogía de la pregunta. Siempre el objetivo era que exista una conversación, un diálogo, poner en valor lo que las personas conocen previamente. De esa manera, buscamos evitar que los visitantes tengan un rol pasivo y la mediadora se dedique solo a hablar. En su lugar, escuchamos activamente al visitante. Además, en ese trabajo diseñé actividades educativas y talleres planificados. En esta experiencia, mi jefa creía importante que artistas participen en los equipos educativos. 

Antes de esta experiencia me acerqué a una primera actividad de educación artística sólo por azar. Tenía que actuar como un puente para que una población pinte un mural, con sus propias ideas, apoyando con el aspecto artístico, pero dándole mayor importancia a los criterios de la población, a través de una metodología participativa, asumiendo un rol de mediadora o facilitadora pero no como protagonista. 

¿Consideras que los proyectos artísticos y culturales necesitan una mediación pedagógica? 

Te hablaré como visitante de exposiciones. Cuando yo voy, primero observo, después leo y si me interesa conocer más sobre la obra, procesos o artistas, pido mediación. Considero que es importante tener primero una interacción directa con la obra o la exposición y después tener un input de información, para evitar que mi visita esté sesgada. 

Ahora, desde el punto de vista de alguien que estudió artes, hay procesos creativos donde se toma muy en cuenta al público y su interacción con la obra, y hay otros procesos en los que quizás este aspecto no es esencial. Hay un debate en este aspecto. Con otros lenguajes estamos más familiarizados, por ejemplo, no se necesita mediación para disfrutar de un concierto. Así, todos estamos habituados a mirar y producir imágenes, pero podríamos estar más educados para leer imágenes. Especialmente en la escuela tradicional, la educación artística y el arte se ven como “hacer algo manual”, algo decorativo, o algo que se ve bonito y que es valioso cuando representa o imita de forma realista. Entender que la educación artística no son manualidades te da la oportunidad de profundizar en el desarrollo de la creatividad y en la lectura de imágenes. Si tuviésemos más educación en lectura de imágenes, no en producción -porque no se trata de que todos seamos artistas- tal vez no se requiera una mediación.

Ahora, una mediación educativa es una experiencia. Por lo que incluso cuando estés especializado en la lectura y/o producción de imágenes, la mediación te dará un espacio para interactuar con otros, para hacer y hacerte preguntas durante el diálogo. Muchas veces esta interacción en la mediación se activa mediante objetos o actividades de carácter práctico. La mediación es una experiencia única pues aunque las piezas en una exhibición temporal o permanente sean las mismas, el diálogo siempre varía de acuerdo a las personas que participan en él. La experiencia de visitar una exposición con mediación sin duda es distinta a la visita autónoma.  

¿Has trabajado con diferentes públicos? ¿Qué estrategias te parecen más adecuadas para trabajar con jóvenes y adultos?

A nivel etario, he trabajado con todos los públicos. Pero el público de adultos ha sido para mí el más interesante. Por ejemplo, el área de mediación comunitaria del CAC elaboró una serie de talleres que se llamaba Cultiva, cocina y cura. La idea era que en cada sesión se cocine uno de los alimentos cosechados en el huerto comunitario del museo. Yo facilité uno basado en uvillas y nuestra estrategia era la de hacer una actividad con la que los adultos estén familiarizados, algunos disfrutaron cocinando, otros estaban interesados en compartir recetas, pero finalmente esta metodología fue muy exitosa porque todos los participantes se involucraron activamente.

En otro taller de pintura mural, con mujeres adultas, muchas no estaban familiarizadas con la pintura o el dibujo; pero, en este caso la estrategia fue explotar la curiosidad que ellas sentían por estas actividades así como generar un espacio que promueve los “errores”. El enfoque no estaba en pintar un mural “bonito” sino en usar el arte mural como una herramienta para expresar sus ideas y sentir.

En la mediación educativa en contextos artísticos o culturales es fundamental escuchar al público, escuchar sus experiencias. La educación no se trata de llenar recipientes vacíos sino de literalmente facilitar la conexión de conceptos y conocimientos nuevos con las experiencias y conocimientos previos que ya poseen las personas, esto es algo que postula el constructivismo.

Todo lo que pasa en segundo plano, en cualquier proceso educativo, importa. No solo se aprenden conceptos y contenidos, sino que la disposición de las cosas en el espacio físico y la forma en la que interactúas con los demás también generan aprendizajes. Así por ejemplo, si propones espacios para que las personas compartan sus experiencias, ellas pueden aprender la escucha activa también. Si cuando facilitas te cuestionas a tí misma, probablemente los participantes también aprendan a hacerlo con sus propias ideas. Lo que hacemos en un proceso de aprendizaje es simbólico. 

En las pedagogías alternativas orientadas a la educación de niños se valora mucho el desarrollo de un ambiente adecuado que propicie ciertos aprendizajes. En la educación para adultos no se le da el mismo valor al ambiente.

Los niños tienen una curiosidad inmensa, si aprovechamos esto y además consideramos detalles del ambiente/espacio físico, los materiales, la interacción y los aprendizajes en segundo plano podemos potenciar su aprendizaje. Con los adultos ocurre que muchos pasaron varios años por la educación tradicional que hace que las personas que aprenden tengan un rol pasivo. Y eso influye en la forma de aprender que ya poseen los adultos.

¿Qué funciona con los adultos? En mi experiencia, funcionan bien las actividades que implican el “hacer” y consumir arte; así como usar una variedad de recursos en distintos formatos como video o imagen. El arte contemporáneo me gusta como herramienta para trabajar con los adultos porque propone el uso de materiales no tradicionales y tradicionales, además de procesos creativos interdisciplinares. En contextos educativos con adultos, también es importante cuidar el ambiente o espacio y atender a los aprendizajes en segundo plano, por ejemplo qué dices, cómo lo dices, atender al lenguaje corporal, darle valor al conocimiento que los participantes traen a los procesos educativos.

Al momento de hacer algo creativo muchos adultos no se atreven. Por eso es importante darle oportunidad al juego, crear actividades con componentes lúdicos. Verlo de esa manera nos ha permitido que el público se lance a experimentar. Para adultos -y para todas las edades- es fundamental que la motivación de una actividad sea el aprendizaje en sí mismo, en lugar de una recompensa o premio. Es importante tener en cuenta que la recompensa es el aprendizaje y la experiencia en sí misma, o el compartir las experiencias y saberes. Alimentar la curiosidad de los participantes es clave para promover esto.

¿Por qué es importante que jóvenes y adultos se acerquen a centros culturales y aprecien o consuman arte?

Porque jóvenes y adultos podemos encontrar que los nos pasa de manera individual o colectiva también le sucede a otras personas y otras sociedades, a diez mil kilómetros de aquí. En las exposiciones, además de estas búsquedas creativas, se puede conocer historias o realidades que pertenecen a otros contextos pero que se asemejan al propio.

Jóvenes y adultos en todo el mundo forman parte de procesos artísticos o culturales que no están inmersos en las dinámicas institucionales de los museos ¿Cuál es tu opinión sobre estas experiencias? ¿Son importantes? ¿Por qué?

Claro que sí. Son muy importantes. Tengo un amigo muralista que ha trabajado con la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec), tiene este interés por lo colectivo que le ha permitido estar cerca a las personas y en procesos a largo plazo. Él y un pequeño equipo están sacando adelante un festival autogestionado en su totalidad. Entonces es muy valioso que haya procesos por fuera de las instituciones. Lo único que me preocupa en estas situaciones es que no se aseguran remuneraciones o ingresos para los artistas y gestores que realizan un trabajo y que pueden ver precarizada su situación. Por lo demás, se ven procesos de largo aliento, investigación de campo, curiosidad y conocimiento del contexto y las personas con las que trabajan. Además, son experiencias que no implican que las personas se desplacen al centro de las ciudades para acceder a exposiciones, sino que hacen que los artistas, las obras y las exposiciones vayan hacia la gente, hacia los territorios.

¿Qué aporte brindan los procesos artísticos y culturales en contextos comunitarios u organizativos? 

Considero que el potencial está en llevar procesos de largo plazo, en conjunto con la gente, que puedan promover el desarrollo del pensamiento crítico, que está presente en todo lo que hemos hablado. Si hay trabajo participativo, va a tener espacio el desarrollo del pensamiento crítico también. Hay diferentes posturas en ese aspecto. Muchas veces se critica que los artistas solo llegan, hacen su proyecto y no regresan a los espacios comunitarios. Otros artistas sin embargo llevan procesos largos, o incluso forman parte de esos espacios comunitarios y cuya relación con la gente no se basa únicamente en momentos de creación artística, sino también en actividades cotidianas y participativas que cuidan esa relación. Pienso mucho en Al-Zurich [una plataforma quiteña de arte comunitario]. Así también en la dificultad que implica llevar estos procesos autogestionados a largo plazo. Justamente Al-Zurich es uno de los proyectos que busca realizar procesos con y para la gente y sobre aspectos que las comunidades necesitan o que les interesa. 

¿Crees que los adultos requieren de conocimientos previos para disfrutar de una manifestación cultural o una obra de arte?

No creo que se necesite conocimientos previos para disfrutar de una manifestación cultural. Por ejemplo, puedes ir a un concierto y disfrutar de él. Puedes conectar con una obra desde tus experiencias personales. Al mismo tiempo hay exposiciones o espacios que son especializados, que implican unos conocimientos y un lenguaje especializados. Al igual que otros campos, como la medicina, implican especialización. La mediación educativa en el arte puede estar justo en esos espacios. Si tuviéramos una educación más profunda para leer imágenes tal vez estos espacios serían más accesibles. Estar familiarizados con la visita a espacios culturales también podría influir en nuestra capacidad para leer obras de arte. 

Sin embargo, incluso en esos espacios especializados puedes conectar con alguna obra desde tu subjetividad y curiosidad. Disfrutar una manifestación cultural u obra de arte a veces puede verse como “entender el significado” de una obra. El arte contemporáneo es maravilloso porque da mucha importancia al proceso creativo, y si como visitante vas a conocer un proceso creativo que es libre, entonces estás abierto a todo tipo de ideas que es diferente a la intención de "descifrar el significado” de un objeto aislado.

La educación artística debe ser entendida, no como una enseñanza de aprender a copiar y hacer dibujos “realistas”, sino como un proceso que te ayuda a desarrollar tu creatividad, que permite que tu mente haga nuevas conexiones y que te da las herramientas para cuestionar lo que se da por sentado. Imagínate que eso puede pasar en tu escuela, en tu casa, en todos lados, en tu vida. Eso va a permitir que cuando te acerques a esos espacios artísticos y culturales puedas disfrutar aún más de todo tipo de obras y manifestaciones.

Me voy con la idea de que es importante educarse en la lectura del arte, pero no con una idea restrictiva, sino para vivir una experiencia en la que puedes aprender y preguntarte. 

La educación artística es necesaria. Con la educación artística te descubres a ti mismo también, te haces preguntas sobre tu lugar, sobre todo, sobre la experiencia humana. Cada experiencia del arte te toca. ¿Cómo eres humano sin arte? En el último lugar del mundo hay y hubo arte.

¿Tienes unas palabras finales?

Puedes ir a una exposición con cualquier interés, queriendo aprender del tema, de la técnica, del proceso creativo. Sea cual sea tu motivación o la curiosidad que te llevó ahí, es una condición humana la que estás aprendiendo en esa exposición.

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