Fusión del aprendizaje permanente y de los derechos humanos para un nuevo contrato social

Getty Images / Andrei Sauko

Nota publicada originalmente en la página web de la sede de DVV International en Bonn.

El aprendizaje permanente es un proceso continuo que acompaña a los individuos a través de todas las etapas de la vida, con cada etapa teniendo sus propias necesidades y circunstancias. Esto significa que las cuestiones de derechos son diversas y cambiarán de acuerdo a las diferentes etapas y contextos. El aprendizaje permanente y los derechos humanos deben trabajar en tándem para lograr un cambio positivo. Para lograrlo, es esencial abogar por un nuevo contrato social para la educación, el desarrollo y los derechos humanos.

Establecimiento del suelo terminológico

El enfoque de aprendizaje permanente es un concepto educativo que hace hincapié en la importancia del aprendizaje continuo a lo largo de una vida individual. Este enfoque considera que el aprendizaje no se limita a las instituciones educativas tradicionales, sino que se alcanza a través de una variedad de medios y oportunidades. Su objetivo es mejorar el desarrollo personal, social y profesional de las personas a lo largo de su vida.

Los derechos humanos son un conjunto de libertades y derechos que todas las personas deben disfrutar sin discriminación. Entre ellas figuran el derecho a la vida, la libertad, la seguridad de la persona, el derecho a no ser sometido a tortura y la esclavitud, la protección contra la discriminación y el derecho a la libertad de expresión y participación en la vida social, económica y cultural.

Integración de los derechos humanos en el enfoque de aprendizaje permanente

Un enfoque del aprendizaje permanente basado en los derechos humanos puede ser transformador, no sólo para lograr el desarrollo sostenible y mejorar la dignidad humana, sino también como punto de partida clave para crear una conciencia transformadora de la necesidad de defender los derechos, incluido el derecho a la educación.

El aprendizaje permanente puede servir para promover y proteger los derechos humanos, mientras que un enfoque basado en los derechos humanos puede mejorar el aprendizaje permanente. Además, aprender sobre los derechos humanos significa que las personas no sólo son conscientes de sus derechos, sino que también los entienden. Este entendimiento les permite defender sus derechos y participar en la promoción y protección de los derechos humanos en sus comunidades.

Empoderar a las personas con oportunidades educativas y el desarrollo de habilidades a lo largo de sus vidas significa que pueden alcanzar todo su potencial y contribuir eficazmente a sus comunidades. Esta integración promueve la igualdad y la justicia social, mejorando en última instancia la calidad de vida para todos.

El aprendizaje permanente sigue un ciclo continuo e interconectado que abarca varias etapas de la vida, siendo la educación de adultos la fase más extendida. Este ciclo abarca diversas necesidades y metas de aprendizaje en diferentes etapas de la vida, asegurando que las personas tengan oportunidades permanentes para el crecimiento personal y profesional. A menudo está vinculado a las exigencias del mercado laboral. Sin embargo, este estrecho vínculo contribuye a marginar el aspecto humanista del aprendizaje centrándose en la promoción profesional y adquiriendo ventaja en el mercado laboral. Sin embargo, un objetivo esencial del aprendizaje permanente debe ser promover la auto-mejora en términos de conocimiento, intelecto y espiritualidad (aprendizaje para uno mismo). Además, es crucial elevar el concepto de aprendizaje y educación de adultos (ALE) para abordar los desafíos contemporáneos y los rápidos cambios en diversos ámbitos de la sociedad.

Por lo tanto, la práctica de los derechos humanos implica la aplicación de estos derechos. Los individuos, los gobiernos, las instituciones sociales y las sociedades deben respetar, promover y aplicar los derechos humanos. Si no se practican ni respetan los derechos humanos, siguen siendo meras promesas sobre el papel. Esta conciencia y comprensión de la conexión entre el aprendizaje permanente y los derechos humanos puede describirse como un nuevo contrato social. Por lo tanto, es crucial unificar los esfuerzos y colaborar entre los países y regiones para ampliar el derecho a la educación a fin de abarcar el aprendizaje permanente. Este enfoque puede servir como uno de los pilares del contrato social deseado.

Un nuevo contrato social

Esto se alinea con el informe de la UNESCO Reimaginando nuestro futuro juntos: Un nuevo contrato social para la educación, que establece que el aprendizaje y la educación deben parecer muy diferentes a partir de ahora. A medida que cambien nuestras economías y sociedades, la educación de adultos tendrá que extenderse mucho más allá del aprendizaje permanente con fines del mercado laboral. Las oportunidades para cambiar su carrera y recapacitar necesitan conectarse a una reforma más amplia de todos los sistemas educativos que enfatice la creación de múltiples vías flexibles.

Todo esto requiere motivar a las personas para que continúen aprendiendo y mejorando su realidad para satisfacer las demandas contemporáneas, tanto a nivel personal como dentro de las comunidades locales. El logro de esto requiere que las instituciones ALE reconocidas internacionalmente adopten un conjunto de estrategias y prácticas, tales como:

  • Promover y abogar por el derecho al aprendizaje permanente y a la educación de adultos: esto contribuirá de manera significativa a atraer a diversos grupos en los procesos de aprendizaje.
  • Incluir la educación de adultos como parte del nuevo contrato social: inspirar y alentar a los individuos  a establecer metas a corto y largo plazo para su desarrollo personal, motivándolas a participar en el aprendizaje continuo.
  • Ofrecer diversas oportunidades de aprendizaje: deberían existir múltiples y variadas oportunidades de aprendizaje, incluyendo cursos educativos, talleres y recursos en línea. Estos deben reflejar los desarrollos y necesidades contemporáneos, garantizando al mismo tiempo la inclusión, especialmente para los grupos marginados.
  • Dar aliento y apoyo: vincular los programas ALE a la movilización comunitaria, especialmente en las comunidades marginadas, para apoyar y galvanizar la participación.
  • Mejorar la comprensión de la necesidad de aprendizaje: las personas deben reconocer que el aprendizaje no es simplemente un medio para el progreso profesional, sino también una necesidad de desarrollo personal y una vida satisfactoria.
  • Mejora de la automotivación: los individuos deben aprender a desarrollar habilidades de automotivación y pensamiento positivo para el aprendizaje permanente.
  • Fomentar el pensamiento crítico: se debe alentar a los individuos a pensar críticamente y buscar respuestas basadas en su comprensión.
  • Promover el aprendizaje continuo como medio de adaptabilidad: se debe alentar a los individuos a aprender a lidiar con el cambio para equiparlos para enfrentar nuevos desafíos.

Desafíos en el camino

Los esfuerzos por construir un nuevo contrato social para la educación se enfrentan a muchos desafíos y obstáculos. Entre ellas figuran:

  • Intereses: Las naciones, las instituciones y hasta los individuos operan en función de intereses que impulsen sus acciones. En tiempos de crisis, por lo general se está recurriendo a la violencia como solución, lo que conduce a guerras sangrientas. Muchas instituciones que se supone ayudan a resolver los conflictos no han logrado librar a la humanidad de la guerra y la han llevado a la paz.
  • North-South Divide: La relación entre el Norte Global y el Sur sigue siendo un gran desafío. Esto plantea la pregunta de si es posible establecer un nuevo contrato social para la educación y el aprendizaje entre el Norte y el Sur? O incluso entre las naciones del Sur Global, dado que a menudo es difícil construir un contrato social dentro de la misma región o incluso dentro de un país.
  • Inteligencia artificial: La IA planteará sin duda uno de los desafíos más significativos para la humanidad en un futuro cercano, particularmente en la remodelación del acceso a la educación y la redefinición de los derechos humanos. Su rápido desarrollo, impulsado por corporaciones impulsadas por las ganancias y no por instituciones educativas, plantea preocupaciones sobre la alfabetización digital, la privacidad de los datos y la toma de decisiones éticas. AI tiene el potencial de cerrar o ampliar la brecha en las oportunidades de aprendizaje permanente, haciendo que el acceso equitativo a la tecnología sea una cuestión crítica de derechos humanos. Las divisiones del futuro no se basarán en las fronteras nacionales, sino en las propias sociedades, entre los que tienen acceso al conocimiento y los recursos tecnológicos y los que no lo hacen. Esta división se convertirá en un fenómeno global, dividiendo a la humanidad en una élite dominante y una mayoría impotente.

Estos y más desafíos presentarán importantes obstáculos para establecer un nuevo contrato social para la educación y el aprendizaje. Urge una hoja de ruta para allanar el camino para abogar por un nuevo contrato social para la educación.

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