Patricia Moreno: Acercarnos a todas las expresiones artísticas para formar un criterio propio

Patricia Moreno tiene 32 años y tiene formación profesional en educomunicación. Desde hace 4 años es mediadora educativa en el Museo de la Universidad Central del Ecuador (MUCE). A lo largo de este tiempo ha diseñado procesos de educación no formal vinculados a exposiciones en museos, centrándose en un público de estudiantes universitarios jóvenes. Con ocasión del Día Mundial del Arte, que se celebra el 15 de abril de cada año, DVV International Sudamérica realizó esta entrevista para conocer más sobre los procesos de educación no formal para jóvenes y adultos en el campo del arte.

Patricia Moreno tiene 32 años y tiene formación profesional en educomunicación. Desde hace 4 años es mediadora educativa en el Museo de la Universidad Central del Ecuador (MUCE). A lo largo de este tiempo ha diseñado procesos de educación no formal vinculados a exposiciones en museos, centrándose en un público de estudiantes universitarios jóvenes. Con ocasión del Día Mundial del Arte, que se celebra el 15 de abril de cada año, DVV International Sudamérica realizó esta entrevista para conocer más sobre los procesos de educación no formal para jóvenes y adultos en el campo del arte.

 

¿Cuál ha sido tu experiencia de vida y profesional con la educación y con el arte?

Inicialmente, mientras estudiaba, estuve vinculada a casas autónomas, independientes, proyectos editoriales y culturales, pero de forma no institucional. Después de graduarme realicé una maestría en Estudios de la Cultura, donde tuve un acercamiento más fuerte y formal al mundo de los museos y a eso es a lo que he estado dedicada en los últimos años de forma institucional.

¿Qué aprecias de tu trabajo en los procesos de educación no formal?

Creo que los procesos de educación no formal te permiten innovar. En los procesos de educación no formal puedes llevar a cabo procesos de prueba y error, no con los públicos, sino con metodologías nuevas. Puedes combinar metodologías del arte o de la propia historia. Te permite innovar y eso es un plus en la educación no formal.

¿Es importante un enfoque pedagógico en la mediación artística y cultural? ¿Por qué?

Sí. Cuando no hay un enfoque pedagógico, las experiencias se quedan en la anécdota. Cuando trabajas en algún proyecto cultural, con fotografías, con archivos documentales históricos; si sólo expones, eso queda en la retina y pasa. Pero si acompañas a esos procesos y proyectos de una propuesta pedagógica y de unos objetivos exclusivamente pedagógicos, puedes lograr brindar más y mejor información y generar una experiencia a través del patrimonio. Te permite asentar conceptos, plantear discusiones. E incluso el dejar una pregunta.

¿Qué condiciones específicas tiene la educación no formal en el campo del arte y la cultura?

Algo que se debe tomar en cuenta ­-y a veces es uno de los mayores errores que se comete en procesos educativos- es establecer procesos educativos para todos. En realidad, ese para todos es para nadie. Debes saber distinguir entre generaciones, si es para niños o adultos, si es para personas con discapacidad visual, si son proyectos para personas en situaciones de movilidad social. Entonces nunca un proceso educativo puede ser para todos, pues eso termina no germinando en nadie.

Una de las características de un proceso de educación en espacios artísticos o culturales es que es necesario identificar a quién quieres hablar y con quién quieres relacionarte. Luego, plantear en lo posible siempre tus propuestas a través de la interlocución. Es decir, escuchar sobre lo que las personas desean recibir; sino puede terminar siendo un proceso unilateral sin punto de llegada. Todos venimos de escuelas y los colegios, de una educación tradicional. Nadie quiere que le des clases también en el museo. Es distinto cuando tú escuchas y recibes lo que las demás personas quieren decir, expresar, hacer o no quieren hacer. Eso también es importante.

Acompañar al grupo y que las propuestas se basen en la interlocución. Que siempre haya una evaluación final. Cuando no hay evaluación, los procesos terminan en la anécdota, en lo que se hizo. Pero si hay evaluación se puede conocer en qué mejorar o hacia dónde se puede expandir esta propuesta.

¿El público de la institución en la que tú trabajas es de jóvenes y adultos?

Si, nos enfocamos en los estudiantes de la Universidad Central del Ecuador, que es un público de 50 000 estudiantes. Nos centramos en ellos, considerando que en el 2023 tenemos varias promociones de estudiantes que están en quinto o sexto semestre, pero que recién conocen la universidad debido a la pandemia. Nosotros planificamos para el público joven. Aunque si tenemos actividades muy concretas para funcionarios o comunidades externas a la universidad, pero el objetivo principal son los estudiantes.

¿Cómo se traduce el tener este público objetivo en las metodologías, en los contenidos de las exposiciones?

Lo que hacemos al identificar a nuestro público es no replicar lo que es un aula de clase. Ninguna actividad, ninguna propuesta, ningún programa educativo va a hacer que se sienten y tomen nota. Trabajamos con formatos digitales, hacemos recursos didácticos, usamos juegos en línea, hacemos conversatorios. Todo lo que pueda servir para sacar a los estudiantes de la dinámica de la clase. Así los estudiantes proponen qué quieren hacer. Por ejemplo, algún círculo de la palabra alrededor de la migración, de la lucha de las mujeres en los 60.

Entonces se logran esos formatos, actividades y herramientas escuchando a los estudiantes. Hemos logrado que ellos también sean parte de las propuestas expositivas. No solo vienen a visitar el museo, sino que ellos conocen el “detrás de”. Cualquier actividad hemos propuesto que salga de la lógica del aula de clase, sino que puedan hacer. Esa es la característica especial que hemos pensado para el trabajo educativo del museo.

¿Por qué es importante que jóvenes y adultos visiten centros culturales, museos y aprecien o consuman arte?

En el campo específico de la universidad, es para conocer el patrimonio histórico y cultural que posee la universidad. Pero en general, cualquier acercamiento al patrimonio permite formar un criterio sobre lo que te identifica y aporta en tus múltiples identidades. Acercarse al museo te permite conocer que la universidad no es solo el aula de clase, sino que posee unos bienes que te hablan de cómo era la educación en 1800. Entonces te permite formar un criterio alrededor de una historia. Cuando tienes propuestas culturales, el acercamiento te permite formar un criterio sobre eso. Y luego también protegerlo, defenderlo, o por último decir no me gusta, no estoy de acuerdo, pero a partir de un criterio.

Si lo planteamos a nivel general, más allá de la universidad, acercarse al patrimonio te permite conocer qué te conforma. Cuando no tenemos ese acercamiento, desconocemos de la importancia de la memoria, pero también bloqueamos la posibilidad de seguir investigando, construyendo saberes, seguir dando nuevas lecturas a ese patrimonio.

¿Los jóvenes y adultos requieren de conocimientos previos para disfrutar una manifestación cultural o una obra de arte o pueden asistir y participar libremente?

Si se necesita conocimiento en distintas especialidades. Si tú presentas a alguien un paisaje, te va a decir este es un paisaje del Chimborazo, quizá. Pero si tú estás en una exposición de arte contemporáneo vas a necesitar más que un conocimiento previo un contexto, conocer que esa obra tiene un contexto de producción, una historia.

Entonces dependiendo de la expresión artística y, por ejemplo, la edad, el espacio de exhibición, por eso tiene importancia el fijarse a quién estás hablando. Entonces sí y no. Si se necesita y no se necesita dependiendo de la práctica artística, dependiendo de a quién te estás dirigiendo.

Palabras finales

En Ecuador no tenemos una costumbre de acudir a los museos y hay la idea de que los museos son elitistas. Yo he entendido que no es que los museos sean elitistas ­­-aunque algunos sí lo son­-, pero en realidad hay unas políticas culturales que son elitistas. Es la política cultural la que determina el acceso.

Entonces diría que la educación en artes es necesaria porque te permitirá acceder, además que la educación en artes es un derecho, no es algo demagógico. Existen los derechos culturales; la educación en artes responde a esos derechos. Entonces es necesario conocer para apropiarse de esos temas.

Que no se vea la educación artística como algo accesorio, como la costura o las manualidades. De hecho -y eso es lo lindo de la educación artística- podría a partir de las manualidades pensarse en una propuesta educativa, sobre el contexto de las manualidades para las mujeres, los bordados. Se puede dar un giro educativo a cualquier tema y generar una propuesta interesante.

La reflexión principal es acercarnos a todas las expresiones artísticas para formar un criterio, e incluso para disentir. Porque eso es algo muy lindo que te permite el arte. Poder disentir con razones. La reflexión es esa. Siempre afinar el ojo, el oído con lo que nos dicen que es patrimonio y qué pasa alrededor de ese patrimonio. Desde la educación no formal más que respuestas buscamos plantear inquietudes, abrir la posibilidad de la duda como una forma de conocer.

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