24 de enero, Día Internacional de la Educación.

La Asamblea General de Naciones Unidas, el 13 de diciembre de 2018 proclamó que el 24 de enero se celebre el Día Internacional de la Educación, en reconocimiento a la paz, el desarrollo que la educación desempeña y de concienciar a todo el planeta sobre la importancia de la educación para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en especial el número 4 que hace referencia a una educación de calidad.

Según datos de la UNESCO, “En la actualidad, 262 millones de niños y jóvenes siguen sin estar escolarizados, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni manejan los rudimentos del cálculo; menos del 40 por ciento de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria baja y unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no pueden asistir a la escuela”

Mientras que, en Ecuador, según datos proporcionados en el informe: Situación de la niñez y adolescencia en Ecuador: Una mirada a través de los ODS, elaborado por el Observatorio Social del Ecuador (OSE, 2019) y con el apoyo de varias organizaciones de la sociedad civil. Alrededor del 4% de la población de niños, niñas y adolescentes entre 5 a 14 años no cursa la educación básica, mientras que los adolescentes de entre 15 y 17 años, el 12.5% no asiste a clases regulares.

Debido a la pandemia del Covid-19 en el Ecuador, en el 2020 el rezago educativo alcanzaba 268 mil niños, niñas y adolescentes fuera del sistema educativo, mientras 176 mil tenían rezago escolar. Este dato para el 2021 aumentaría debido al cierre de escuelas por la pandemia, medidas de restricción, crisis económica y la falta de conectividad (uno de los mayores problemas en la educación).

En este marco, el mundo celebró el Día Internacional de la Educación, en el cual se realizaron varios eventos virtuales internacionales que sirvió para exponer la situación actual, las afectaciones que causó la pandemia y cuáles serán los desafíos a futuro, que permitirán alcanzar los acuerdos plasmados en la Agenda 2030.

“La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón” Howard G. Hendricks.