Originalmente publicado en La República de Perú
A lo largo del país, la educación no se imparte de forma equitativa. Por lo mismo, son casi 8 millones de personas—mayores de 15 años—que no completaron la educación básica, motivo por el cual afecta directamente en su búsqueda por un empleo formal. A su vez, ello impacta en su calidad de vida, limitando sus ingresos, acceso a salud y demás.
Y es que la falta de oportunidades educativas no solo queda ahí. Como lo señala el informe El precio de la inacción (2024), cuando esto sucede, el país entero pierde potencial. ¿Cómo se refleja? Cae la productividad, se frena el incremento del PBI y se agudizan los problemas sociales.
Aprendizaje a lo largo de toda la vida
Pese a los obstáculos, millones de jóvenes y adultos en el país aún mantienen la esperanza de continuar sus estudios. En la actualidad, el deseo de aprender y crecer no solo queda en las aulas; existen programas municipales, espacios comunitarios o incluso empresariales desde donde se sigue compartiendo el conocimiento.
Consciente de ello, desde la UNESCO se comparte la visión de "Aprendizaje a lo largo de toda la vida" que reconoce la visión transformadora de la educación donde cada joven y adulto cuenta con la oportunidad de romper la brecha educativa. Sin embargo, todavía enfrentan varios retos vinculados a la falta de reconocimiento, financiamiento y articulación institucional. Entonces, ¿cuál es el siguiente paso?
UNESCO y la campaña #TodaTuVida
En el marco de la campaña #TodaTuVida—impulsado por la UNESCO, DVV International y el Grupo Impulsor de Educación para Jóvenes y Adultos (EPJA)—, se llama a la acción con dos compromisos urgentes:
- Sumar esfuerzos para promover un sistema nacional para la Educación de Personas Jóvenes y adultas:
Este sistema debe responder a las múltiples realidades de aprendizaje, facilitar la continuidad educativa, reconociendo la riqueza de sus trayectorias, legitimando sus saberes y garantizando oportunidades reales de aprendizaje continuo. Se trata de colocar a las personas jóvenes y adultas en el centro de la transformación educativa, convocando la acción conjunta del Estado, la sociedad civil, las comunidades y la cooperación internacional. - Garantizar financiamiento sostenido para la educación de jóvenes y adultos
Asegurar que al menos el 10% del presupuesto multisectorial se dedique a este ámbito, incentivando además que las alianzas público-privadas y la cooperación internacional amplíen la cobertura de las ofertas educativas.
La educación de jóvenes y adultos aún es un desafío clave, pero invertir en la educación de estas personas contribuirá a tener un país más igualitario, democrático y con mayor desarrollo.